UN NACIONAL COMUNITARIO QUE HA EJERCIDO LA LIBRE CIRCULACIÓN
DE TRABAJADORES TIENE DERECHO, CUANDO REGRESA A SU ESTADO DE
ORIGEN, A QUE SU CÓNYUGE SE ESTABLEZCA CON ÉL EN DICHO ESTADO
CON INDEPENDENCIA DE SU NACIONALIDAD
No obstante, un Estado miembro puede denegar, alegando un interés nacional imperioso, la
admisión de un cónyuge que es nacional de un tercer Estado y que no ha entrado en la Unión
Europea con arreglo a la legislación en materia de inmigración de un Estado miembro
No son relevantes las intenciones con las que el trabajador y su cónyuge ejercen derechos
derivados de la libre circulación de los trabajadores
El Sr. Akrich, un nacional marroquí casado con una nacional británica, ve denegada su admisión
en el Reino Unido, debido a su comportamiento personal y con arreglo a la legislación británica
en materia de inmigración. A pesar de ello y para poder establecerse con su esposa en ese Estado
miembro, el Sr. y la Sra. Akrich residieron durante más de seis meses en Irlanda, país en el que
la Sra. Akrich trabajó en un banco. A continuación, el Sr. Akrich intentó, invocando el Derecho
comunitario, que se revocara la orden de expulsión vigente contra él en el Reino Unido.
En concreto, el Sr. Akrich invoca las normas comunitarias relativas a la libre circulación de
trabajadores, tal como han sido interpretadas en la sentencia Singh. Según dicha sentencia, un
nacional de un Estado miembro que ha trabajado en otro Estado miembro, como trabajador en
el sentido del Derecho comunitario, tiene derecho, cuando regresa a su Estado de origen, a que
le acompañe su cónyuge independientemente de su nacionalidad. El cónyuge tiene, con arreglo
al ordenamiento jurídico comunitario, un derecho propio de residencia en el Estado miembro del
que es nacional el trabajador. 1
El Immigration Appeal Tribunal, que conoce del asunto en última instancia, presenta al Tribunal
de Justicia una petición de decisión prejudicial sobre la siguiente cuestión: ¿Puede dicho nacional
comunitario, cuando regresa al Estado miembro de origen, invocar el derecho que el
ordenamiento jurídico comunitario reconoce a los trabajadores migrantes, a saber, el derecho a
que sus cónyuges puedan establecerse con ellos en el Estado miembro de origen y debe el Estadomiembro de origen aceptar que no se aplique a dicho cónyuge la legislación nacional en materia
de inmigración?
Las conclusiones del Abogado General no son vinculantes para el Tribunal de Justicia. La función del Abogado General consiste en proponer con absoluta independencia al Tribunal de Justicia una solución jurídica para los litigios pendientes ante el Tribunal de Justicia. |
Cuando se trata de un matrimonio entre un nacional de un tercer Estado y un nacional de la UE
-como en el asunto Akrich-, la legislación en materia de inmigración implica un examen
individual previo por las autoridades en el que los Estados miembros imponen requisitos estrictos
para la admisión, entre otros motivos para evitar los matrimonios de conveniencia. Sin embargo,
con arreglo a la libre circulación de personas prevista en el Derecho comunitario, un nacional de
un Estado miembro que se establece en otro Estado miembro como trabajador tiene derecho a
que le acompañe su cónyuge sin un examen previo y con independencia de su nacionalidad.
Esta incoherencia entre la legislación nacional -estricta- en materia de inmigración y las normas
comunitarias -menos rigurosas- relativas a la libre circulación de personas interna se manifiesta,
según el Abogado General, cuando las personas que aún no han sido admitidas o que -como el
Sr. Akrich- se encuentran en el territorio de la Unión Europea sin una autorización de residencia,
invocan el Derecho comunitario para obtener la admisión legal en dicho territorio. De este modo,
se alega el Derecho comunitario respecto a una cuestión que, en esencia, está comprendida en
el ámbito de la competencia nacional en materia de inmigración.
La cuestión central en el asunto Akrich no es que un trabajador comunitario quiera, al ejercer una
libertad que le atribuye el Tratado CE, establecerse con su cónyuge, sino que quiera invocar su
condición de trabajador para conseguir la admisión de su cónyuge en la Unión Europea.
El Abogado General, Sr. Geelhoed, propone la siguiente solución:
Para empezar recuerda que un nacional comunitario que ha ejercido la libre circulación de los
trabajadores tiene derecho, cuando regresa a su Estado de origen, a que su cónyuge se establezca
con él en dicho Estado con independencia de su nacionalidad. No obstante, el Estado miembro
del que es nacional el trabajador puede aplicar su legislación nacional en materia de inmigración
y denegar, en virtud de dicha normativa, la admisión del cónyuge de dicho trabajador cuando se
trate de un nacional de un tercer Estado que no haya entrado en la UE con arreglo a la legislación
en materia de inmigración. El Estado miembro puede invocar un interés nacional imperioso.
No obstante, el examen está sujeto a requisitos. A la Sra. Akrich y a su cónyuge se les obstaculiza
el ejercicio del derecho a la libre circulación que les atribuye el ordenamiento jurídico
comunitario. El Sr. Geelhoed justifica que se efectúe el examen de que se trata en aras de una
efectiva aplicación y eficacia de la legislación nacional en materia de inmigración. El examen
individual previo de una persona que aún no se encuentra legalmente en el territorio de la Unión
constituye un requisito necesario para la realización del mercado interior con una libre
circulación de personas en su interior y constituye una parte esencial de la competencia nacional
en materia de inmigración. También debe impedirse la elusión de la legislación nacional enmateria de inmigración y no debe subestimarse el alcance de los riesgos para la efectiva
aplicación y eficacia de la legislación nacional en materia de inmigración.
¿Existe un abuso del Derecho comunitario en el presente asunto? El Sr. y la Sra. Akrich han
declarado expresamente que sólo se establecieron en Irlanda con la finalidad de eludir la
legislación británica en materia de inmigración. Según el Abogado General, no existe un abuso
del Derecho. En este sentido, el Sr. Geelhoed indica que es difícil aplicar el concepto del abuso
del Derecho comunitario al caso concreto. Los criterios subjetivos, en especial las intenciones
de los interesados, pueden manipularse fácilmente. Por lo que se refiere a los criterios objetivos,
como la duración de la residencia en Irlanda, pueden eludirse. Finalmente, es difícil determinar
la frontera entre abuso y ejercicio del Derecho comunitario para una finalidad no prevista por el
legislador comunitario.
N.B. Los jueces del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas comienzan ahora
sus deliberaciones en este asunto. La sentencia se pronunciará en un momento posterior.
El texto íntegro de las conclusiones podrá consultarse en nuestra página en Internet
www.curia.eu.int a partir de las 15 horas del día de hoy.
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Para mayor información, diríjase a la Sra. Cristina Sanz Maroto,
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1 - Sentencia del Tribunal de Justicia de 7 de julio de 1992, Singh (C-370/90, Rec. p. I-4265).